lunes, 15 de agosto de 2016

BICHOS RAROS

Existe un texto rodando por las redes sociales que cuando lo leí me sentí tan identificada con lo que ponía que me emocionó profundamente. Se titula TE VEO y es muy del estilo de otro que ya habíamos publicado aquí, BIENVENIDOS A HOLANDA, pero aplicado a la vida social de las familias con niños con alguna discapacidad.

Y es que me he dado cuenta de que casi todos los padres de niños con discapacidad acabamos desarrollando un punto antisocial irónico como forma de supervivencia de cara al exterior. 

Hace poco intercambiaba “batallitas” con los papas de otra campeona  que también tiene un hermano, y hablábamos de lo poco que nos gustaban los corrillos que se forman en el parque o a la salida del cole con esas conversaciones que giran entorno bien a grandes tragedias (mi niño no soporta la fruta / pues el mío no hay quien lo acueste hasta las once de la noche / pues mi niña me saca toda la ropa del armario en cuanto me descuido) o bien a grandes hazañas (el mío ya corre / pues el mío dibuja de muerte / la mía recita poesías de Bécquer) .

Quizá mucha gente no llegue a entender la pereza que nos dan esas conversaciones, quizá nos tachen de desagradables por no participar o, al contrario, piensen que estamos amargados por la situación de nuestro hijo o hija.

Nada más lejos.

La diferencia principal entre ellos y nosotros es que, aparte de las diferencias básicas entre mi hijo/a y el tuyo (no, mi hijo no habla por lo que no recita poesía barroca. No, mi hijo no anda por lo que no corre cual gacela al viento), esta situación  que vivimos nos enseña a priorizar y relativizar de manera tan brutal, que ni siquiera con sus hermanos seremos capaces de integrarnos del todo en la parquepandi.

Nuestros horarios rara vez coincidirán con los de los demás, y si hay medicaciones por el medio, apaga y vámonos.

Lo que para muchos puede ser un planazo, para nosotros será una labor de logística tal, que te piensas dos veces el apuntarte.

Practicaremos nuestra mejor cara de póquer cuando nos demos cuenta de que, tu conocerás a los papas de fulanito, pero nosotros al que conocemos es a su médico, sus guardias y hasta los MIR que lo acompañan.

Por lo que sí, amigos con niños con algún tipo de discapacidad, asumámoslo….

Siempre seremos un poco bichos raros.


Y muy orgullosos de serlo.


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