Existe un texto rodando por las redes
sociales que cuando lo leí me sentí tan identificada con lo que ponía que me
emocionó profundamente. Se titula TE VEO y es muy del estilo de otro
que ya habíamos publicado aquí, BIENVENIDOS A HOLANDA, pero aplicado
a la vida social de las familias con niños con alguna discapacidad.
Y es que me he dado cuenta de que casi
todos los padres de niños con discapacidad acabamos desarrollando un punto
antisocial irónico como forma de supervivencia de cara al exterior.
Hace poco intercambiaba “batallitas”
con los papas de otra campeona que
también tiene un hermano, y hablábamos de lo poco que nos gustaban los
corrillos que se forman en el parque o a la salida del cole con esas
conversaciones que giran entorno bien a grandes tragedias (mi niño no soporta
la fruta / pues el mío no hay quien lo acueste hasta las once de la noche /
pues mi niña me saca toda la ropa del armario en cuanto me descuido) o bien a
grandes hazañas (el mío ya corre / pues el mío dibuja de muerte / la mía recita
poesías de Bécquer) .
Quizá mucha gente no llegue a entender
la pereza que nos dan esas conversaciones, quizá nos tachen de desagradables
por no participar o, al contrario, piensen que estamos amargados por la
situación de nuestro hijo o hija.
Nada más lejos.
La diferencia principal entre ellos y
nosotros es que, aparte de las diferencias básicas entre mi hijo/a y el tuyo
(no, mi hijo no habla por lo que no recita poesía barroca. No, mi hijo no anda
por lo que no corre cual gacela al viento), esta situación que vivimos nos enseña a priorizar y
relativizar de manera tan brutal, que ni siquiera con sus hermanos seremos
capaces de integrarnos del todo en la parquepandi.
Nuestros horarios rara vez coincidirán
con los de los demás, y si hay medicaciones por el medio, apaga y vámonos.
Lo que para muchos puede ser un
planazo, para nosotros será una labor de logística tal, que te piensas dos
veces el apuntarte.
Practicaremos nuestra mejor cara de
póquer cuando nos demos cuenta de que, tu conocerás a los papas de fulanito,
pero nosotros al que conocemos es a su médico, sus guardias y hasta los MIR que
lo acompañan.
Por lo que sí, amigos con niños con
algún tipo de discapacidad, asumámoslo….
Siempre
seremos un poco bichos raros.
Y muy
orgullosos de serlo.
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