domingo, 10 de marzo de 2013

ILUSIÓN Y TRISTEZA


Hoy vivimos uno de esos momentos en los que estás muy contento, pero al mismo tiempo estás triste.

Estamos contentos porque nos mudamos, nos vamos a una casa más grande y bonita, que además está a 5 minutos de los abuelos maternos y donde estamos rodeados de amigos de Diego (Marco, Aitor, Dani, Andrea, Mateo...) y muchos amigos de papá y mamá.

 Volvemos al lugar donde nos criamos, donde pasamos grandes momentos en nuestra infancia y juventud.
 
Sin embargo, todo esto no nos quita la pena que nos da dejar nuestra casina. La casa que nos vio nacer, primero como pareja, y más tarde como familia, en la que estuvimos tan cómodos durante estos últimos años.
 
Y qué decir de tantas personas a las que hemos conocido y que nos han acogido como si fuéramos de la familia:
 
Nuestros vecinos, Jose, Belén y Marta, siempre preocupados por nosotros y por Diego.
La farmacia, donde Mª Carmen, Mario, Olga y Nati nos mimaron desde el primer momento, y no sólo a Diego, ¡su niño!.
Y no nos podemos olvidar de la Confiteria, donde Bego siempre tiene algo preparado para endulzarnos la mañana. ¡¡Qué rico está todo en la Confi de Trubia!!!, también a ellos los echaremos mucho de menos.
 
Pero bueno, no nos vamos a hacer las Américas.....estaremos cerca y pasaremos de vez en cuando a hacerles una visita, y así seguirán viendo como el pequeño Diego va haciéndose cada día más grande.


Desde aquí muchas gracias a todos
por hacernos más fácil el día a día.
 
 
 

NUEVO VIAJE A MADRID

A mediados del mes pasado, viajamos de nuevo a Madrid para, como en la anterior ocasión, acudir al curso de vojta que está realizando nuestra fisio Inés.
 
Esta vez nos resultó todo más sencillo, y es que Diego está hecho un auténtico viajero, durmiendo con soltura en el avión y comiendo donde toque.
 
No hubo grandes novedades, Diego sigue mejorando y nosotros tenemos que seguir con la terapia aunque con alguna pequeña modificación.
 
También como la vez anterior, nos aprovechamos de la hospitalidad (forzosa) de los padrinos, que con mucho gusto, nos acogen en su casa, cediéndonos su sofá-cama. En esta ocasión Diego les recompensó con una noche tranquila y sin mucho madrugón.
 
 
Volveremos en mayo y os contaremos que tal.