lunes, 19 de mayo de 2014

III INFORME DISCAPACIDAD Y FAMILIA (FUNDACIÓN ADECCO)

Una familia con un hijo con discapacidad gasta de media 4.800 euros al año en costear los tratamientos y las terapias que necesita, algo que el 15 por ciento de estos hogares no puede permitirse, según el III Informe Discapacidad y Familia elaborado por Fundación Adecco a partir de 500 entrevistas.
 
El trabajo revela que el 85% de las familias con hijos con discapacidad emplean unos 400 euros mensuales en terapias y tratamientos, lo que supone entre un 20 y un 30% del presupuesto familiar en un tercio de los casos y hasta un 40% para el 18,4 por ciento. En el 4,8% de las familias, afrontar este gasto supone emplear más del 40% de los recursos disponibles.
 
Estos tratamientos, que un 15% de las familias no proporcionan a los hijos con discapacidad por "la imposibilidad de afrontar el gasto", suelen ser de larga duración y tienen un objetivo médico o terapéurico, como mejorar la calidad de vida, el estado de salud, la autonomía física y/o psíquica, la integración laboral o el desarrollo psicosocial, según expica la consultora de Plan Familia en la Fundación Adecco, Teresa Pérez.
Según el estudio, casi la mitad de los tratamientos son de tipo terapéutico (hidroterapias, fisioterapias, equinoterapias, logopedias, etc); seguidas de las formativas (26,1%) y las relacionadas con el ocio y el deporte, para fomentar las habilidades físicas, sociales y de comunicación (19,2%). El 33 por ciento de las familias cree que serán muy útiles; el 43% bastante útiles y el 20%, algo útiles.

El impacto de esta inversión sobre las familias tiene una mayor relevancia si se tiene en cuenta que en el 58% de los casos sólo trabaja uno de los progenitores, "en muchos casos, por una elección por parte de los padres, quienes optan porque uno de los dos trabaje fuera de casa, mientras que otro se encargue de manera directa de los cuidados que el hijo con discapacidad requiere".
 
Así las cosas, el 75 por ciento tienen dificultades para llegar a final de mes, tasa que en el conjunto de la población es del 65 por ciento, según la Encuesta de Condiciones de Vida del INE. El 29% de los hogares con hijos con discapacidad tiene que afrontar "muchas dificultades", un 17% "dificultades" a secas y otro 29%, "ciertas dificultades", conforme los datos de Adecco.
 
En este sentido, el 97 por ciento de los encuestados demanda más apoyos para facilitar la vida de las familias que tienen a personas con discapacidad: un 66% considera que hace falta más sensibilización en la sociedad y en los entornos educativos, un 63% y un 56% demandan más ayudas económicas, en bienes y servicios o en subvenciones, respectivamente; y un 30% apela a la accesibilidad.
 
"Tengan o no dificultades para llegar a fin de mes, los encuestados tienen claro que el bienestar de su familiar con discapacidad está por encima de todo", dice el estudio, para incidir en que el 90% de las familias considera que tener un hijo con discapacidad "le ha aportado una nueva perspectiva de la vida y se ha enriquecido como persona y ser humano".
 
Con todo, un 58% de las familias no confía en que su hijo llegue a conseguir empleo algún día, en un 30 por ciento de los casos por "prejuicios y estereotipos fuertemente asentados en la sociedad y en la empresa" y en el 28 por ciento, porque "su discapacidad le impedirá tener la autonomía suficiente como para poder trabajar". El 42% cree que su hijo accederá al mercado laboral como cualquier otra persona.
 
El estudio incide en este asunto y apunta que "la propia familia también puede suponer un freno para que la persona se realice plenamente", ya que un 38,9% de los encuestados tiende a la sobreprotección, aunque sin ser consciente de ello. El 61,1 por ciento, por contra, intenta fomentar la autonomía de su familiar.

jueves, 1 de mayo de 2014

YA ESTÁ AQUÍ!!!

Por fin, después de una espera más larga de lo que nos hubiera gustado, la nueva supersilla de Diego ya está en casa. Con dos manuales de instrucciones de 50 páginas cada uno, parece que hubiéramos comprado una nave espacial para él solito. 

La buena noticia es que Diego va muy bien sentado, bien colocado y en buena postura, algo que ya no ocurría en la silla antigua. Obviamente es más trasto al ser más grande y bastante más pesada, pero esto ocurre por estar preparada para "crecer" con Diego durante al menos 3 años más.

Impresiona un poco verlo sentado en ella porque dejas de ver un niño grande en silla, para pasar a ver un niño con discapacidad en una silla especial, y a eso tendremos que acostumbrarnos ya que ahora atraerá más miradas, es inevitable. Pero también es una realidad y lo que está claro es que este hecho, lejos de mantenernos en casa, hará que nos reafirmemos en nuestra postura de que a estos niños hay que sacarlos de casa y hacerlos visibles. Esa es la verdadera integración, en la que todavía queda mucho por andar.

Desde aquí agradecemos de corazón a todos los que colaborásteis con nosotros para que Diego tuviera su SUPERSILLA.


GRACIAS.

UN BAÑO CON IMAGINACIÓN

Hace tiempo os enseñábamos aquí el asiento de baño que utilizábamos para bañar a Diego una vez que ya no nos cabía en la bañerita. Pues bien, seguimos creciendo y ese asiento ya le quedaba un poco pequeño, así que empezamos a buscar otras opciones.
 
 
En un principio estuvimos planteándonos el comprar ya una hamaca de baño de ortopedia que nos durara mucho más tiempo. La que más nos convencía era ésta, pero le encontrábamos varios contras: 1. el precio, 300e......, 2. el tamaño, nos ocupaba toda la bañera, 3. el hecho de que no estaría "remojando" en el agua, sino que sería más una ducha, mucho menos agradable.
 
 
Otra opción también de ortopedia que estuvimos mirando y, en este caso, también probando ya que la tenía un compi de att. temprana, fue este asiento que sirve tanto para el baño como para tenerlo sentado en casa. Su mayor inconveniente es que no se pliega, por lo que es un poco incordio para tener atravesado. El precio, el mismo más o menos que la anterior.
 
 
 
Como no estábamos nada convencidos con lo que encontrábamos, empezamos a buscar otra vez, pero con una idea en la cabeza y la "mente muy abierta". Nosotros queríamos algo que hiciera que su cabeza estuviera fuera del agua (obvio), pero que le permitiera seguir bañándose, ya que nos daba pena quitarle ese momento de disfrute total mientras pudiéramos.
 
Buscamos cuñas, flotadores, tanto en ortopedias como en tiendas de artículos de playa, por internet, de boca en boca, hipermercados, y un largo etcétera.....hasta que en ebay vimos esto:
 


 
"Esto" es un flotador de cuello, que ninguno de nosotros habíamos visto antes la verdad, y sirve para mantener la cabeza del bebé a flote en el mar, piscina o baño. Verlo puesto da un poco de aprensión y poca confianza, sinceramente, pero como nosotros íbamos a darle otro uso tampoco nos preocupó mucho. Costaba tan sólo 4e, por lo que decidimos jugárnosla y comprarlo para probar si nos servía.
 
Lo que hicimos fue ponérselo a Diego a modo de almohada en la bañera, de forma que su cuerpo estuviera cubierto por el agua y la cabeza apoyada en el flotador. Para darle más estabilidad y como el modelo que compramos tenía unas asas, lo sujetamos a la bañera con una perchas-ventosa, asi aunque Diego patalee y se mueva, la cabeza sigue en su sitio, es decir, ¡¡fuera del agua!!.