El rol del Padre en el desarrollo de los niños ha cambiado, y mucho, con el paso del tiempo.
Anteriormente se limitaba a ser el proveedor económico de la familia, la figura de poder y autoridad dentro de la dinámica familiar, sin embargo, ahora que la mujer también trabaja fuera de casa, el padre tiene que involucrarse en el cuidado diario de los niños, desde darles el baño, hasta supervisar las tareas, darles la comida y muchas otras labores.
Sin embargo, algo que parece tan de sentido común, sigue sin serlo tanto. Aunque pensemos que a los padres del siglo XXI tan solo les falta dar la teta para estar a la altura de las madres, la realidad a veces nos da una tocha y nos deja con cara de tontos.
Sin embargo este post no va con estos padres, allá ellos si eligen perderse esos años tan fantásticos e irreemplazables de nuestros pequeños terremotos, pena me dan......ellos se lo pierden.
No, no, este articulo va para todos esos papas que dan el callo como el que mas, que no son mejores ni peores que la que tienen al lado, que concilian, colechan y marujean como cualquiera de nosotras.
Esos que aun causan estupor entre las abuelas, las dejan con la boca abierta y suspirando por un nieto político igualito a él.
Esos que se cabrean cuando, en vez de preguntarles cualquier detalle de sus hijos a él, preguntan por la mama.
Esos que siguen sin problemas la rutina familiar del día a día, aunque la otra mitad del equipo falte.
Esos que se arremangan hasta los codos y sienten que es una cuestión personal el que el body del niño vuelva a estar blanco impoluto.
Esos que no es que nos ayuden en casa, es que lo hacen igual que nosotras.
Esos que no es que nos ayuden en casa, es que lo hacen igual que nosotras.
Ese que, como bien dijo Un papa en practicas, elige, no renuncia. No renuncia a alternar, comer fuera o pasar la tarde sin hacer nada, elige pasar tiempo con sus hijos, jugar con ellos, darles de comer, bañarlos y pasear juntos en familia.
Es ese padre cuya función queremos reivindicar desde aquí, que existen de verdad (yo tengo la inmensa suerte de tener uno al lado) y que también necesitan que se reconozca su papel en la crianza de los hijos.
Parece que las nuevas maneras ideales de maternidad dejan poco espacio de maniobra a los padres que quieren involucrarse de verdad en el desarrollo de sus hijos. Siempre hemos pensado que la familia tiene que ser como un equipo bien engrasado, que funcione con un mismo objetivo, sin que sea necesario que sean expertos en lo mismo, pero si que se conviertan en complementarios.
Y si en cualquier familia es importante formar tándem, en una con niños con discapacidad se torna imprescindible. Solamente si los dos progenitores tienen las cosas claras, trabajan por y para el mismo fin, se lograra el ambiente familiar adecuado para que el niño desarrolle todas sus potencialidades, sean las que sean.
Me ha encantado lo de elegir, no renunciar. Me lo pienso aplicar.Voy a cambiar mi vocabulario desde hoy mismo que a veces se me escapa.un abrazo
ResponderEliminar