Aquí estamos ya de vuelta, con energías renovadas, el contador a 0 de nuevo..............y varias quejas que hacer.
Ya van varios años que nuestras vacaciones comienzan con un viaje en avión y el paso por dos aeropuertos de tamaños muy diferentes: Asturias y Valencia.
Ambos cuentan con el servicio de asistencia especial para personas con movilidad reducida de la que os hablamos en varias ocasiones anteriormente (Una asistencia muy especial y El viaje) que usamos de manera puntual al entender que se trata de un recurso con pocos medios, con muchas solicitudes y poco personal. Entendemos que todo aquello que de momento podamos llevar a cabo nosotros con poco esfuerzo (pasar los controles, embarcar, subir a Diego en cuello al avión, etc...) evitaremos ocupar recursos ya de por si justitos.
Nunca pensamos que el uso de este servicio nos otorgara unos privilegios diferentes al resto de los pasajeros, si acaso, lo que hace es facilitarte y/o adaptarte todos los pasos que se deben pasar en un viaje en avión.
Es por eso que cuando a nuestra vuelta, ya pasado el mostrador de embarque, en la cola para dirigirnos al avión, nos encontramos con que, como el acceso al avión lo realizaríamos desde la propia pista, debíamos o bien bajar varios tramos de escaleras o usar este ascensor:
Tanto para la chica que teníamos delante de nosotros en la cola, con un niño en una mochilita y la silla en la mano, como para nosotros con dos niños y dos sillas, una de ellas de 20kg, la opción de las escaleras quedaba descartada, esperando usar el ascensor para acceder a la pista. Cuando tras varios minutos esperando nos dimos cuenta de que no funcionaba, le preguntamos al personal el cual nos informó que dicho ascensor funcionaba con una llave exclusiva del servicio de asistencia especial del aeropuerto............
Pese a que al final la gente es generosa y varias personas se ofrecieron a ayudarnos a bajar por las escaleras con las sillas, con Diego nos negamos. No sólo necesitabamos que alguien nos ayudara a bajar una silla de 20kg por las escaleras, sino que uno de nosotros debía bajar con Diego en brazos entre un grupo de gente con maletas y ganas de llegar al avión, y contar con otro alma caritativa que se hiciera cargo de Nacho y la otra silla durante toda esta operación.
Dijimos que no. Y nos plantamos. No sólo por los riesgos que supondría, sino por principios.
La otra chica uso las escaleras con su bebe en la mochilita y un voluntario llevándole la silla. No le parecía normal, pero entendemos que, cuando solo en muy contadas ocasiones ves tus derechos vulnerados y existe una solución fácil, decidas no plantarte y pelear. Por desgracia, como nosotros ya somos expertos en tener que pelear para que éstos se tengan en cuenta, no dudamos ni un segundo en llevar la contraria a quien haga falta si creemos firmemente que tenemos razón.
Al final usamos el ascensor gracias a que, por otro servicio, llego un chico del servicio de asistencia especial con la famosa llave, sino............
La reclamacion a AENA ya está hecha, ¿servirá de algo? quién lo sabe.....lo que sí sabemos es que ya es la segunda vez que tenemos algun percance con los ascensores y es que parece que AENA no los considera parte de los servicios que ofrece a sus viajeros/clientes/usuarios.
¿Son un privilegio? ¿Son una moneda de cambio en sus tira y afloja con las compañías aéreas?
Ni idea.
Lo que sí sabemos es que son una incógnita a descubrir por los pasajeros con movilidad reducida....................una vez llegan a ellos. Buen viaje!!!
¿Son un privilegio? ¿Son una moneda de cambio en sus tira y afloja con las compañías aéreas?
Ni idea.
Lo que sí sabemos es que son una incógnita a descubrir por los pasajeros con movilidad reducida....................una vez llegan a ellos. Buen viaje!!!
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