Que los niños y niñas que conviven y conocen a otros niños/as con discapacidad les da una amplitud de miras sin igual, es algo que no nos cansaremos de decir. Que de ellos depende en gran medida cómo esos futuros adultos con discapacidad sean tratados por ellos, también.
En alguna ocasión os hemos ido contando como Nacho, pese a ser demasiado pequeño como para entender bien de qué va la discapacidad de su hermano, es consciente de que él es diferente........aunque tampoco sepa muy bien saber porqué.
Sin embargo sí que tiene claro que es especial, diferente, pero ve esas diferencias como algo normal e inherente a Diego. Unos niños tienen gafas, otros corren muy rápido y Diego no habla y va en su silla.
Lo conoce, lo acepta y lo ve como algo normal. Es Diego.
Estas vacaciones nos dio una lección de normalidad, inclusión, y todas esas cosas por las que tanto luchamos. Y todo eso con 3 años.
En la piscina coincidimos con otra familia con 3 niñas, unas mellizas de 7 años y una mas pequeña como de la edad de Nacho. Hemos de confesar que nos habrían pasado totalmente desapercibidas si no hubiera sido por Nacho, que ya el segundo dia de piscina se empeñó en "ir a ver a esa niña".

Para Nacho, Celia es una niña especial, como Diego, como tantos otros/as que vemos cada dia, pero, a diferencia de muchos otros, Nacho no ve sus diferencias, solo ve a Celia.
Deberiamos tomar ejemplo.
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