lunes, 14 de mayo de 2018

DISFRUTANDO NUESTRA VIDA


Hace unos días rellenando unos cuestionarios nos dimos cuenta de hasta qué punto tener un hijo/a con discapacidad puede hacer que las decisiones que tomas en el día a día sean diferentes.
Varios ejemplos: cuando nos mudamos de casa buscamos una que no tuviera escalones y que el ascensor llegara hasta el garaje,  al comprar el coche escogimos una furgoneta capaz de albergar la silla de Diego, para ir de vacaciones necesitamos un apartamento accesible y que tenga cerca un centro médico donde puedan atender a Diego si le da una crisis y hasta para ir a "tomar un zumin", como dice Nacho, el sitio tiene que ser lo bastante amplio para estar agusto con la silla.


Ante todo esto, tienes dos opciones: O pasarte el día llorando y autocompadeciéndote.... o normalizar la situación (eso que tanto pedimos que hagan los demás con la discapacidad) y pensar que la vida está llena de cambios, al fin y al cabo yo no hago deporte, ni me visto, ni siquiera como igual que hace 20 años!!. Lo que sobran son pisos accesibles, furgonetas capaces y bares donde estemos amplios!!.



Una vez que das este paso las decisiones salen solas y no te paras a pensar lo qué podía haber sido si....y es que una vez dado el paso es cuando tienes autoridad moral para exigir a los que te rodean y especialmente a las administraciones que hagan lo necesario para conseguir la tan deseada inclusión.

Nosotros estamos dispuestos a adaptar nuestra vida con naturalidad, pero para ello necesitamos poder tomar las decisiones voluntariamente, no que nos tengamos que conformar con lo que hay por falta de accesibilidad o de los recursos necesarios.


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