En varias ocasiones os hemos contado lo que caracteriza a los hermanos de niños con discapacidad, y lo que siempre aparece es su extremada sensibilidad.
Puede que no sean los más valientes, los más espabilados, los que crecen más rápido....bien lo sabemos nosotros!! Pero el hecho de convivir cada día con las dificultades y la ayuda que necesita alguien que, para muchas o pocas cosas depende de ellos, les hace ser mucho mas conscientes de las necesidades de los que los rodean.
Día a día Nacho nos sorprende interiorizando con normalidad cosas que otros niños e incluso adultos no experimentan en su vida: las jeringuillas con la medicación de Diego ya no le llaman la atención, le encanta ayudar a papa/mama a meter el complemento alimenticio que Diego toma por la sonda gástrica, le da de comer con bastante soltura y hasta nos avisa cuando se le cae la cabeza o se inclina peligrosamente en el sofá.
Por eso el otro día, en cuanto vio el columpio que unos amigos nos habían dado para Diego, se pidió primer, no solo para probarlo sino también para empujar a Diego y columpiarlo un buen rato.
Se nos cayó tanto la baba que no pudimos menos que grabarlo y compartirlo con vosotros:
Nacho columpiando a Diego
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