A medio
disfrute de las vacaciones, aunque en el norte no nos hayamos dado cuenta casi
ni de cuando empezaron….volvemos tras dos semanas de descanso en familia y en
la playa. Y cuando digo en familia, no solo me refiero a nosotros cuatro, no,
no…sino que estos últimos años nos hemos reagrupado (nosotros, mis padres y mi
hermano, su novia y la perra) y todos juntos (e intentando que no revueltos)
nos acomodamos entre la playa y la piscina.
No dudo que
para algunos este plan les horrorice y lo vean muy lejos de su idea de
vacaciones, pero sinceramente, con dos niños pequeños nuestra idea de descanso está
más cerca de repartir la carga entre 6 adultos.
Ni que decir
tiene que lo pasamos en grande, obvio sino no repetiríamos año tras año. Los
padres de las criaturas delegan parte de las tareas de cuidado de los enanos ,
los abuelos disfrutan de una convivencia más estrecha con los peques, viendo
otras facetas suyas, y los tíos, que viven lejos y no los ven tan asiduamente,
los malcrían y enseñan todas las maldades que se les ocurren. Noa, su perra, encantada con Diego y huyendo
de Nacho que le da miminos……a su manera, pero encantada! porque también aprendió enseguida a compartir
su comida con ella.
Y ellos, Nacho
y Diego, encantados con tanto bullicio, con tanta atención por todas partes,
dejándonos embobados con sus muestras de cariño mutuo, incluso con kilos de
arena de por medio, disfrutando de estar rodeados de gente súper relajada.
Y, aunque con
algún sustillo sin mayor repercusión (no podíamos dejar de conocer el centro de
salud del pueblo y que conocieran a nuestro Diego, hasta ahí podíamos llegar!!!) sin duda repetiremos mientras podamos (y nos dejen…jeje).
Para los que
todavía no estén horrorizados por nuestros planazos veraniegos, deciros que
tras pasar dos semanas con unos abuelos, allá que cogimos el petate y a la otra
abuela y nos pasamos cuatro días todos juntos (y tampoco revueltos!). La abuela
hizo más ejercicio que en todo el invierno yendo detrás de Nacho y jugando con
él. Diego recibió todos los mimos que quiso y sus padres disfrutaron de lo
lindo entre tapitas y cervecitas.
Hasta aquí,
todos contentos.
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