Es cierto que tener un hijo con discapacidad es , en ocasiones, muy duro y digo en ocasiones porque contrariamente a lo que opinan algunos hay veces que resulta más difícil criar a tu hijo sin discapacidad que al que la tiene.
Si bien el tema del cuidado directo es mucho más arduo, en nuestro caso Diego tiene la ventaja de ser más fácil de conformar que Nacho. Con este son constantes las tensiones, tanto con él como entre nosotros, que se provocan porque no quiere hacer lo que tiene o sus padres le dicen que tiene que hacer. Los que teneis niños/as pequeños/as sabéis que su capacidad de «tensar la cuerda» es casi infinita y, aunque Diego también tiene sus momentos, por lo general él se conforma con que estés con él y le des mimos.
Fijaos que a pesar de los momentos difíciles que vivimos con Diego, fue la llegada de Nacho, y sobre todo esta etapa de 3-4 años, la que nos generó más conflictos de pareja y como padres.
No sé si es que hemos aprendido a ver ventajas donde otros no las ven, pero siempre hemos sostenido que, dentro de lo complicado que es, se pueden encontrar también ventajas en tener un niño con discapacidad.
Tan solo hay que abrir la mente y saber verlas.
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