lunes, 5 de junio de 2017

CONCILIACIÓN FAMILIAR Y LABORAL.........Y TAMBIÉN MÉDICA!!!

Tratar de conciliar la ingente cantidad de revisiones, consultas y visitas medicas que niños como Diego tienen al año con la vida laboral de sus padres es, cuanto menos, difícil. 

No todas las empresas entienden las necesidades sanitarias de estos niños, ni siquiera cuando éstas son compartida entre los dos cuando ambos trabajan. Hay épocas complicadas como los meses de invierno que no das a basto, que no sales de una para meterte en otra y que si encima lo multiplicas por 2 a ponerse enfermos y compartir bichos varios, ya apaga y vámonos!!

Desde que me quede embarazada de Diego y tuve que quedarme de baja, mi tiempo, esfuerzos y tareas estuvieron centradas única y exclusivamente en Diego: las cientos de consultas por las que pasas durante el primer año, las sesiones en la unidad de atención temprana, las terapias que probábamos, las consultas con la pediatra.....Prácticamente todo lo hice yo sola con Diego al ser yo quien no trabajaba y papa si. Él venia en las consultas verdaderamente importantes, a las que considerábamos que era indispensable estar los dos. 
Sólo cuando Diego empezó al cole nos planteamos la posibilidad de que yo pudiera volver a trabajar......y como estábamos en plena crisis y no había trabajo para nadie, nos arremangamos y decidimos buscar a Nacho. 

Tuve la suerte de volver a meterme en el mercado laboral hace algo mas de 1 año, casualmente con unas condiciones que para nuestra situación eran ideales: media jornada, relativamente cerca, como trabajadora social y con el colectivo de personas con discapacidad. Ya en la entrevista reconocí lo ideal del puesto, sobre todo la jornada, asegurándoles que si hubiera sido jornada completa quizá no hubiera podido aceptar. 

Volver a la rutina laboral me vino genial a nivel personal, pero la logística tuvo que cambiar en casa. Ya no había una de las partes a disponibilidad completa, por lo que había que repartirse las visitas medicas.

Reconozco que este invierno (aunque no fue tan malo como el primero con los dos en casa) hubo más de un momento que me planteé dejarlo todo y volver a convertirme en madre y cuidadora a jornada completa. Qué duda cabe que la organización en casa sería mas fácil, pero a qué precio?. Por convicción (y cabezoneria) de ambos nos mantuvimos en nuestras trece y ahí sobrevivimos al invierno gracias a 2 premisas básicas: organización.....y abuelos!!

Pero.....y si no hay abuelos? y si no tenemos a nadie de quien tirar para estos casos? Las madres de estos niños nos vemos abocadas en el 90% de los casos a no poder trabajar, o si acaso, a trabajar jornadas muy reducidas. Digo madres porque la mayoría de los casos que conocemos es así, pero algún caso si que hay en el que sea al revés

Muchas veces reivindicamos la existencia de centros apropiados donde nuestros hijos se pudieran quedar mientras nosotros trabajamos y no haya cole, centros donde estén bien atendidos y sepan como tratarlos, así como medidas desde la administración que favorezcan a nuestra reinserción laboral, ya que seamos realistas, ¿qué empresa te va a contratar cuando vea que dos o tres veces al año tienes a tu hijo ingresado, y que será raro el mes en el que no tengas un par de consultas médicas?. 

No les echamos la culpa a las empresas, ellas no tienen el deber moral de apoyarnos, pero sí la administración, a la que no le costaría tanto, si realmente tuviera intención, articular beneficios para las empresas que tengan la buena fe de contratarnos.

Estas medidas crearían un empleo especializado en estos centros y nos incluirían en el mercado laboral, cosas bastante necesarias en estos tiempos en los que parece que la única solución que se les ocurre ante estas situaciones es dar una "ayuda" económica, que a todas luces no compensa nuestra imposibilidad de trabajar, incrementando los gastos sociales y dificultando que el dinero llegue a otras cosas que también son importantes.























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