Siempre decimos que los niños con
discapacidad tienen muy pocas ayudas, y es cierto, pero en esta situación hay
otros grandes olvidados: Los padres de niños con discapacidad.
Hace tiempo leímos en un estudio americano que los padres de un niño autista estaban sometidos a un estrés similar
al de los soldados que están en el frente de combate.
Los padres de estos niños no somos nada
especial, solo hacemos lo que nos toca, no queremos que nadie nos venga a
solucionar la papeleta o aprovecharnos de la situación, pero lo que sí queremos
es poder salir adelante, y mientras la legislación no cambie esto resulta bastante complicado.
En este mismo blog publicamos un informe de la Fundación Adecco
en el que se refleja que en la mayoría de las familias con niños discapacitados uno de los padres no trabaja. Esto se debe a dos razones: la más obvia seria la especial dedicación que estos niños necesitan, pero existe otra, que a priori pasa desapercibida, y que es igual de importante, relacionada con la gran dificultad para reincorporarse al mercado laboral.
en el que se refleja que en la mayoría de las familias con niños discapacitados uno de los padres no trabaja. Esto se debe a dos razones: la más obvia seria la especial dedicación que estos niños necesitan, pero existe otra, que a priori pasa desapercibida, y que es igual de importante, relacionada con la gran dificultad para reincorporarse al mercado laboral.
Y es que, ¿cuantos empresarios van a contratar a una persona
que tiene que llevar al médico a su hijo 4 veces en un mes? ¿que sabe que
fácilmente una o dos veces al año va a tener a su hijo ingresado.....?, todo
esto hace que perdamos competitividad de cara a una selección de personal, ante el riesgo de
ausencias laborales.
Entendemos que la situación es complicada y
que no se pueden dar ayudas económicas, pero seria necesario buscar otras soluciones alternativas. Desde nuestro punto de vista, la única forma en la
que los padres de estos niños podríamos reincorporarnos al mercado laboral, seria reduciendo esa desigualdad mediante alguna ventaja que nos hiciera mas atractivos al empresario.
Un ejemplo que se nos ocurre, seria que a uno de
los padres se le concediera una minusvalía del 33 %, la cual no implicaría grandes ventajas económicas para él, pero si conseguiría que las tuviera el empresario
que lo contrata, compensando así las ausencias que pudiera tener ese trabajador.
A mas de uno esto le parecerá injusto, pero
una vez más, para entender este planteamiento hay que basarse en la solidaridad y
en la capacidad de cada uno para ponerse en la situación del otro.
Seguro que
los padres que se podrían beneficiar de esta medida preferirían no tener que
hacerlo.
Totalmente deacuerdo. Si nos pusieramos más en la piel del otro aunque fuese un ratín, cuántas cosas cambiarían en este mundo. un besazo familia!!
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