Otro septiembre que llega.....pero éste tras un verano raro, raro, raro, con poca playa, poca salida y más pendientes de todo aquello que era mejor no hacer, que de lo que realmente nos apetecía hacer.
Y todo eso en Asturias, que nos podemos sentir privilegiados por habernos mantenido sin contagiados durante semanas, y tener ahora una de las tasas más bajas de contagios en España.
Sin embargo el miedo esta ahí: la vuelta al cole nos trae a todos en un "sinvivir" y la llegada del frío con sus catarros y bichos ya conocidos, en otro!
Por un lado acudir a un centro específico nos genera una tranquilidad impagable al saber que las ratios por profesor son envidiables (en la clase de Diego son 5 para una profesora y un ATE) y que, para una vez, su discapacidad nos va a "beneficiar" ya que sabemos que Diego no va a tocarlo todo, meterlo en la boca, juntarse a sus compañeros, etc.... sin embargo eso significa que su protección va a depender de otros, y ceder esa responsabilidad es algo que a los padres nos cuesta, y mucho.
Por otro, los riesgos se multiplican cuando, como en el caso de Diego, hay hermanos que también van al cole, que se va a juntar con un montón de compañeros, tocándolo todo, bajando la mascarilla para enseñar el diente que está a punto de caer, abrazando a sus compis porque les echó muchiiiiiiisimo de menos.....y un largo etcétera que prefiero no saber porque sería a mi a la que le subiría la fiebre!!
Algunos pasamos de no tener contacto más que con los abuelos, a "convivir" con las familias de todos los compañeros de nuestros hijos/as, porque no nos engañemos, si este virus es tan jodido es porque no solo dependemos de nosotros para vencerlo, sino de la solidaridad comunitaria.....y en eso estamos suspensos.
Pero con bicho o sin él, la vida sigue y no podemos negarnos a vivirla.
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