lunes, 14 de junio de 2021

VIVIENDO OJO AVIZOR

 En más de una ocasión os contamos cómo disfrutamos de manera diferente de Nacho gracias a la forma de ver la vida que nos ha dado tener a Diego. 

Lo que nunca os contamos es una peculiaridad con la que  vivimos el día a día del hijo sin discapacidad. Y no sólo nos pasa a nosotros, hemos hablado con otras familias de nuestro entorno y vemos que a todos nos pasa algo parecido y es que con los otros hijos también vivimos en un estado de alerta que no tienen el resto de familias.

Acostumbrados a observar atentamente cada cosa que hace (o no hace) Diego nos hemos hecho desconfiados y ya no damos por supuesto que todo va bien por sistema, así que cada gesto o reacción del otro niño la analizamos y valoramos de la misma manera. 

Puede parecer agobioso pero ni mucho menos, es algo que nos sale de forma natural, sin planearlo ni forzarlo, y que nos ha ayudado mucho. Por ejemplo con Nacho, cuando sus dificultades para pronunciar algunas letras empezaron a llamar la atención de la profesora, nosotros ya lo habíamos llevado a la logopeda. Una madre de un compi de Diego nos contaba como llevó a su hijo a que comprobaran si tenía algún problema porque al empezar a caminar metía un poco un pie de una forma que muy poca gente se hubiera fijado.

Desde nuestro punto de vista esto es el fruto de estar acostumbrados a detectar dificultades y ponernos manos a la obra para solucionarlas y en el caso de los hermanos de estos niños puede ser una ventaja, ya que en caso de necesitar algún apoyo nuestra reacción va a ser más rápida que la de muchas familias.

Cómo siempre decimos ¡¡¡todo tiene su lado positivo!!!

No hay comentarios:

Publicar un comentario